Napoleón Pisani Pardi
Fotos: Mariano Díaz
“Yo te digo, yo no quisiera vender mis cosas, yo las vendo por necesidad. No hay remedio, las vendo para poder comprar materiales”.
Manasés Rodríguez Serrano, caraqueño, artista plástico y amenísimo conversador sobre la época del “Pasapoga”, el “Monumental”, el Estadio “San Agustín” Cocaína García, orquesta “Casino de La Playa” Rafael Guinand, cigarrillos “Sport”, Tito Coral, de la comedia “Así es la Vida”, el dúo Espín-Guanipa, el Hipódromo del Paraíso y de la carrera Buenos Aires-Caracas: empezó a pintar hace 18 años gracias a una inspiración poco común: “Resulta que yo estaba en el “Bar Venezuela” de Catia, entonces se derramó sobre el mostrador una botella de refresco que formó una mancha muy llamativa. Entonces, motivado por esa mancha, pedí un lápiz y un papel al mesonero y realice un dibujo. Desde ese momento no he dejado de dibujar”.
Manasés, quien fuera “descubierto” por Erasmo Villalobos y Víctor Valera, dibuja y pinta, más que otra cosa rostros y flores. Estos temas él los trabaja mezclando técnicas diferentes “a manera de experimentación”, según el propio artista, que le dan una textura muy particular a sus realizaciones. En algunas oportunidades consigue esas calidades, que recuerdan al grabado, rayando y frotando la superficie de la pintura, y o utilizando soportes que previamente contengan relieves. “A veces pego sobre papel o la cartulina algunas cosas para conseguir mayor riqueza en mis trabajos. Y no tengo miedo de experimentar con todos estos materiales que uso en mis cuadros, pues eso me da mayor oportunidad de conseguir lo que quiero. Yo uso óleo, acrílico, gouache, creyón, lápiz, tinta china y acuarela en mis trabajos, y en muchas ocasiones mezclo el óleo con creyón, acrílico con tinta china, o acuarela y tinta china, y eso es lo que me da lo que tú vez aquí, éstas texturas tan buenas”. Sin duda alguna que son buenas, como lo afirma el propio Manasés, esas texturas que a veces nos recuerdan ciertos detalles de una vieja pared, o la sabrosa conformación de la corteza de un árbol centenario, o las huellas que van dejando el tiempo y la intemperie sobre algunos objetos de metal. Esta rica y poética manera de trabajar la materia, le confiere a sus elaboraciones un sello sumamente personal, a pesar, cosa que no compartimos por inexacto y chocante, de la insistencia de ciertos coleccionistas de llamar a Manasés “el Dubuffet venezolano”.
- Oye Manasés, ¿Cómo fue que se te ocurrió mezclar todas esas técnicas para hacer tu obra?
- Bueno, eso fue una prueba para ver qué pasaba. Muchos artistas, los cuales no quiero nombrar, me decían que eso no se podía hacer, pues esas mezclas al poco tiempo se resquebrajarían. Sin embargo, a pesar de los años, esos cuadros siguen intactos, sin sufrir ningún cambio.
- ¿Cuándo realizaste tu primera exposición?
- El 12 de julio de 1966, en la “Galería 22”. Por cierto que fue el crítico Rafael Pineda quien me hizo la presentación, y el montaje de la exposición la llevó a cabo el escultor Víctor Valera.
- ¿Y cómo te trató la crítica en esa oportunidad?
- Bueno, bien. Me trató bien a pesar de que nunca antes había expuesto. En esa muestra estuvieron mucha gente importante. Te voy a dar algunos nombres: Antonio Esteves, José Vicente Torres, Jorge Dupuy, Freddy Boulton, Oswaldo Vigas, Juan Calzadilla, Rafael Ramón González… Y te digo, sin ninguna pedantería, que a toda esa gente le agradó mi exposición.
- Manasés, sé que no realizas ninguna muestra individual desde mayo de 1972. Sin embargo, aclaro antes de que me lo menciones, estoy enterado de lo gran trabajador que eres y de tu constante participación en los Salones más importantes del país. ¿Por qué esa insistencia de no mostrar tu obra en una exposición individual? Donde indudablemente se apreciaría mejor tu gran calidad de artista plástico.
- Por muchas cosas. Una de esas cosas es que estoy un poco retirado de Caracas. Y como no tengo carro, se me dificulta la movilización. Además el organizar una muestra individual cuesta bastante dinero, pues hay que pagar los marcos, el catálogo, transporte de las obras, el cóctel, los avisos de prensa… bueno, tú sabes, tú estás en el medio y estás enterado de todo eso. Sin embargo, dentro de pocos días, inauguro una exposición individual en el “Módulo Venezuela” que queda en el Parque Los Caobos.
- Manasés, ¿Qué piensas tú acerca de nuestro medio, tú crees que sea favorable para que el artista pueda producir y proyectar su obra con facilidad?
- Yo te digo, yo no quisiera vender mis cosas, yo las vendo por necesidad. No hay remedio, las vendo para poder comprar materiales.
- ¿El artista pasa o no pasa mucho trabajo en el país? Te pregunto eso porque muchos artistas se quejan de muestro medio, de las instituciones culturales… de muchas cosas, pues.
- A mí nadie me ha apoyado, yo no sirvo para eso. Uno va a buscar una ayuda y le dicen a uno: no, que él no está aquí; él está en una conferencia; está de viaje; está de vacaciones; está en una reunión muy importante; está almorzando con el Presidente… ¿Instituciones? ¡Qué va muchacho, cogiste el autobús que no era!.
- ¿Qué opinas de la comparación que algunos coleccionistas hacen entre la obra de Dubuffet y la tuya?
- Si me parezco es por casualidad. Allá ellos con sus comparaciones zoquetas. Mi obra, como tú bien lo dices, es muy personal. Yo no pienso en ningún artista antes de comenzar a pintar mis cuadros. Yo soy Santiago Manasés Rodríguez Serrano.
Sí. Manasés no se parece más que a Manasés. El es Santiago Manasés Rodríguez Serrano, por la gracia de Dios, dibujante, pintor escultor a ratos, incipiente vitralista y admirador impenitente de la música tropical de los años cincuenta. El, mirándolo bien, hasta se parece a los personajes de sus cuadros. ¿Y entonces por qué tanta comparación con Dubuffet? ¿Acaso no se dan cuenta que Manasés se inspiró en sí mismo para llevar a cabo su pintura?. Tú, “hijo de la ciudad, hechura de la ciudad trasunto de la ciudad”, como te dijo en una oportunidad el poeta Otero Silva, no eres más que un artista con talento que se expresa con el mismo estremecimiento de un niño cuando retrata el Sol. Ese eres tú.
Entrevista publicada en la revista KENA en 1982.
Manasés murió en Caracas el 20 de junio de 1993.
Sr. Pisani, un saludo caluroso y felicitaciones por este blog tan interesante. En vista de que es usted un trovador del Pasapoga, podría usted decirme quien era el o los dueños del famoso Pasapoga en la Avda. Urdaneta, Edf. Karam en Caracas? Mil gracias.
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