NAPOLEÓN PISANI..,

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sábado, 18 de junio de 2011

UNA BUENA HISTORIA

Napoleón Pisani Pardi

Don Fernando de Baviera y Borbón

    En 1921 vino a Caracas, en visita especial, Don Fernando de Baviera y Borbón. Ese mismo año se inaugura en Nueva York, una estatua del Libertador realizada por la artista estadounidense Sally James Farnham, acontecimiento que ocasionó la caída del Canciller Esteban Gil Borges.

    Con motivo de la visita del Príncipe Español Don Fernando de Baviera y Borbón a Caracas, el Gobierno Nacional nombró un Comité de Recepción integrado por las siguientes personalidades: Dr. Felipe Tejera, Dr. Felipe Francia, Henrique Eraso, Dr. José Santiago Rodríguez, Jesús María Herrera Mendoza, Presbítero Rafael Lovera, Dr. F. A. Rísquez, Dr. Bartolomé López de Ceballos, Dr. Eduardo Calcaño, Dr. José Rafael Pérez, Dr. Salvador Álvarez Michaud, Santiago Vegas y Manuel Pérez. Pocos días después de la llegada del Príncipe al país, el señor Jesús María Herrera Mendoza, quien llegaría a ser el primer Presidente del Banco Central de Venezuela, fue designado por Decreto Presidencial, miembro de la Embajada Extraordinaria que envió Venezuela a Nueva York, con motivo de la inauguración del monumento al Libertador en el Central Park.
   En el tomo I de su libro Reminiscencias, el señor Herrera Mendoza dice lo siguiente: “Me cupo el honor de formar parte de esa Misión presidida por el Dr. Esteban Gil Borges, Ministro de Relaciones Exteriores. Sus otros componentes fueron los señores doctor Santos A. Dominici, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Venezuela en Washington, Felipe Francia, Francisco Javier Yanes, Dr. José Santiago Rodríguez y Manuel Segundo Sánchez. Figuraba como Agregado Militar el Coronel Antonio Martínez Sánchez, y como Secretario de la Misión el Dr. Alberto Adriani. Gil Borges eligió a John Barret, ex-Director de la Unión Panamericana, para representarle en las gestiones preparatorias que precedieron al acto de inauguración”.

Dr. Esteban Gil Borges.

    Los miembros de la Misión Venezolana fueron alojados en el hotel Waldorf Astoria, donde horas después, se presentaron dos periodistas latinoamericanos, reporteros de diarios newyorkinos, con la finalidad de solicitarle al Canciller Gil Borges una copia del discurso que él pronunciaría el 19 de abril ante el monumento en honor a Simón Bolívar, anticipándose, de esta manera, a los otros diarios que irían a cubrir tan importante acontecimiento. Gil Borges les manifestó que, muy a pesar suyo, no podía complacerles porque el discurso no estaba todavía terminado, y porque consideraba que no podía entregar copias a la prensa sino después de pronunciar el discurso. Los periodistas, ante la negativa del Canciller, le aseguraron que regresarían al día siguiente para darle tiempo a meditar mejor su resolución. Gil Borges, visiblemente alterado, los acompañó hasta la puerta de salida. “Usted se acordará de nosotros”, dijeron de manera amenazante los reporteros.

Una corrida de gala en honor al Príncipe

    En la Caracas de los techos rojos, existía mucho entusiasmo con motivo de la visita del Príncipe español, quien se había alojado en la casa de don Eloy Anzola, que estaba situada frente a la Plaza España. Por esa razón, poco después, esa residencia empezó a ser llamada por la gente “la casa del Príncipe”, donde siete años más tarde también se alojaría el piloto estadounidense Charles Linbergh.

La casa de Don Eloy Anzola Montauban, donde se alojó el
Príncipe español.

     En su libro La Fiesta Brava en Caracas, Carlos Salas dice lo siguiente: “El lunes 9 de mayo de 1921 se celebró una corrida de gala en el Nuevo Circo en honor al Príncipe Don Fernando de Baviera y Borbón. El cartel estuvo compuesto por las espadas Rufino San Vicente, “Chiquito de Begoña”; Francisco Pérez Rivera; Eleazar Samanes, “Rubito”; y Julio Mendoza, “Niño II”; y de espada de reserva Felipe Reina, “Niño de Rubio”. El lleno fue tan grande que hubo necesidad de acondicionar las azoteas del circo, el cual estuvo adornado con banderas, mantones de Manila, flores y la gracia de la mujer caraqueña”.
    Bailes, desfiles militares, una exposición de pintura con obras de Arturo Michelena, Cristóbal Rojas y Tito Salas, y la presentación de la obra de teatro Bolívar, del escritor español Francisco Villaespesa, que había venido a nuestra capital con su compañía de teatro para actuar en aquella ocasión tan especial, fueron algunas de las actividades programadas para agasajar al Príncipe.

La escritora Teresa de la Parra.

    En ese mismo año de 1921, Teresa de la Parra publica sus primeros cuentos en el diario El universal. Fallece en Caracas Carlos Zuloaga Tovar, padre de Armando Zuloaga Blanco, el joven estudiante que murió en Cumaná, en 1929, durante los sucesos de la invasión del Falke. Juan Vicente Gómez estuvo a punto de morir por causa de una retención de orina. Linares Alcántara, hijo del general Francisco Linares Alcántara, quien fue Presidente de Venezuela, organiza otra segunda invasión al país, que igualmente fracasa. Luego vendrían otras invasiones que tendrían el mismo final. “Los antiguos funcionarios de Cipriano Castro, convertidos posteriormente en altos personeros del gobierno gomecista, al pasar al bando enemigo se transforman en el exilio en cabecillas que intentarán organizar en las Antillas, México, Estados Unidos y Europa, expediciones armadas con el fin de invadir a Venezuela y derrocar a la dictadura, pero son siempre vigilados por los agentes destinados al espionaje en el exterior”. Armando Zuloaga Blanco, Voces de una Caracas Patricia, de Ignacia Fombona de Certad. Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, caracas, 1995.
    La visita del ilustre miembro de la realeza española, que causó un gran revuelo entre los habitantes de la capital, sirvió para desviar la atención de los graves problemas políticos, económicos, sociales, culturales, etc., etc., que aquejaban a la nación. Ver a un Príncipe en persona, con su vestimenta tan apropiada a su jerarquía real, y con sus ademanes tan cosmopolitas, tan plenos de “glamour”, no era poca cosa.

El Príncipe español saliendo de la casa de Don Eloy Anzola.

    Más adelante, en 1924, otro Príncipe nos visitaría, Don Enrique de Borbón, primo de Alfonso XIII. Pero este personaje nos visitaría por razones más terrenales, más sinceras e inmediatas: vino detrás de la bella cupletista Carmen Flores, la cual se presentaba en el Teatro Olympia, cuyo dueño era el empresario Vito Modesto Franklin, quien se hacía llamar Duque de Rocanegras. La Trama, el desarrollo y el final de esta historia, es sumamente conocida.

Inauguración de la estatua del Libertador



    La estatua del Libertador Simón Bolívar, obra de la notable artista estadounidense Sally James Farnham, que fue un regalo del gobierno de Gómez a la ciudad de Nueva York, se inauguró el 19 de abril de 1921. Ese mismo día se reinaugura en Caracas, el nuevo emplazamiento de la estatua de Jorge Washington, en El Paraíso, obra del escultor W. R. O’Donovan, la cual, desde 1883, se encontraba frente a la iglesia de Santa Ana y Santa Teresa.
    Entre los números principales del Programa elaborado para el acto de inauguración del monumento, estaban: Himnos Nacionales de los Estados Unidos y de Venezuela. Discurso del doctor Esteban Gil Borges. Discurso del Gobernador del Estado de Nueva York, señor Nathan L. Muller, y discurso del Presidente de los Estados Unidos de América, señor Warren G. Harding.
    El discurso del Canciller venezolano fue largo, muy largo, y en ningún momento mencionó los nombres de Victoriano Márquez Bustillos, para entonces Presidente Provisional de Venezuela, y el de Juan Vicente Gómez, el verdadero hombre fuerte del país. Tampoco mencionó el nombre de la artista que realizó la escultura, sólo dijo: “Manos de mujer plasmaron esta estatua que mi país ofrenda a los Estados unidos, como prenda de perpetua amistad; manos de mujer dieron el relieve eterno del bronce a esa vida que fue un prodigioso ensueño de heroísmo, de belleza y de amor”.


    Los honores militares a la estatua del Libertador y al Presidente Harding estuvieron a cargo del “First Battery National Guard” de Nueva York. Cerró el acto la invocación hecha por el Reverendo Michael J. Lavelle y la bendición de la estatua por el Reverendo William T. Manning, Arzobispo de Nueva York.
    El no haber mencionado el nombre de Gómez en el discurso, les permitió a los dos periodistas que anteriormente habían amenazado al Canciller Gil Borges con la frase “Usted se acordará de nosotros”, para tejer una intriga política en contra del Canciller, a través de la prensa newyorkina. En una serie de publicaciones manifiestamente tendenciosas, comparaban a Gómez con Gil Borges. Del primero se expresaban de manera denigrante, y al segundo lo exaltaban como el hombre indicado para gobernar a Venezuela. Aquella campaña tuvo un efecto negativo para el Canciller. Al regresar al país, no fue recibido por ningún funcionario de la Cancillería en el Puerto de la Guaira. Ni obtuvo en forma alguna la bienvenida de su Gobierno. Al llegar a Caracas, y ante aquel desprecio insultante, decidió encerrarse en su casa. Luego fue designado Ministro de Relaciones Exteriores, el doctor Pedro Itriago Chacín. Y Gil Borges se expatriaba voluntariamente con su familia para los Estados Unidos. Regresó al país después de la muerte de Juan Vicente Gómez.

Sally James Farnham (1876 – 1943)


    Sally James Farnham comenzó a trabajar la escultura, como una manera de aliviar el aburrimiento que le causaba una larga estancia en un hospital. Pero luego, y debido a su talento, se convirtió en una de las mejores artistas de su país.
    En 1916, Sally compitió contra veinte escultores para el proyecto de un monumento al Libertador, patrocinado por el gobierno venezolano. 24.000 dólares recibió como premio la artista, quien, durante cinco años, estuvo trabajando en la obra que fue inaugurada el 19 de abril de 1921 ante una gran multitud que se congregó en el Parque Central de Nueva York. “Ese fue el día más grande en mi vida”, declaró la escultora, que luego recibió el más alto honor otorgado por el gobierno venezolano: la Orden del Busto de Bolívar.
    La artista estadounidense realizó 14 copias, en pequeño formato, del monumento. Una se encuentra en la Casa Natal del Libertador; otras: en el Museo Bolivariano, Caracas, en la Organización de los Estados Americanos, Washington; en la Colección Cisneros, Caracas, y en otras colecciones públicas y privadas del exterior.
    Treinta años después, la estatua fue trasladada a otro lugar del Parque Central, donde se colocó sobre un pedestal de granito negro, y de nuevo fue inaugurada, en su nuevo espacio, el 19 de abril de 1951.

Boceto de la estatua publicado en el
semanario La Revista. Caracas, 1916.

    En el semanario ilustrado La Revista Nº 95 de fecha 4 de marzo de 1916, se publicó una foto del boceto de la estatua, y una pequeña nota acerca de la artista y de la obra ganadora en aquel concurso internacional. En una parte del texto publicado en La Revista dice: “… el magnífico monumento que hoy reproducimos y por cuya adquisición felicitamos al Gobierno Nacional, cuidadoso defensor del decoro patrio y de la más pura de nuestras glorias”. Eso de cuidadoso defensor del decoro patrio, es otra clara demostración del sempiterno jalabolismo hacia todos los gobiernos que han existido en este hermoso, noble y martirizado país.

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