NAPOLEÓN PISANI..,

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sábado, 18 de junio de 2011

LA PRIMA DE GABRIEL GARCIA MARQUEZ

Napoleón Pisani Pardi

Esther Avila

    En la revista KENA Nº 413 de fecha 17 de marzo de 1983, le hicimos una entrevista a Esther Avila, prima del escritor García Márquez, que, por considerar interesante, publicamos en el blog.

    Esther Avila, además de ser la prima de Gabriel García Márquez, es una excelente esmaltista sobre metales. Oficio recio, que no sé por qué razón, cultivan más mujeres que hombres en nuestro país.
    Esto de hacer esmaltes sobre metales es una ocupación tan antigua, o más antigua, que la imprenta de Gutenberg. Pero a pesar de ser una técnica tan añeja y tan importante, es todavía muy poco conocida entre nosotros. Para hacer un esmalte es menester (así lo dice un entendido en la materia) poseer un horno, varios pomos de esmalte, un cernidor, un bruñidor, goma de tragacanto, una tijera para cortar metales, un martillo de orfebre y, por supuesto, un poco de talento y cierto espíritu de alquimista, pues el fuego, los metales y una imaginación desbocada, fueron siempre los mismos instrumentos que utilizaron aquellos viejos sabios que casi descubrieron la escurridiza piedra filosofal.
    Esther vive en Caracas desde 1955, y fue aquí, en esta inefable ciudad, donde comenzó a trabajar dentro de las artes plásticas. Eso fue, según ella, cuando vivía en el edificio Dos de Diciembre, en El Paraíso, un edificio cuyo dueño, un italiano, le cambió el nombre, luego de la caída de Pérez Jiménez, por el de Loyola.
    Luego de terminar el segundo cafecito y de observar, con verdadero placer, las obras de la prima del NOBEL, doy comienzo a la preguntadera.

Napoleón Pisani, entrevista a Esther Avila. Caracas, 1983.

-       ¿Quién te enseñó la técnica del esmalte sobre metales?
-          Una profesora, ahora no recuerdo su nombre. Ella tenía su taller en la avenida San Martín. Después entré a una escuela del Estado que se llama Isabel Fajardo, allí aprendí a trabajar la cerámica y seguí haciendo esmaltes. Luego me inscribí en la Cristóbal Rojas, donde estuve cuatro años.

-       ¿Has realizado muchas exposiciones?
-          Sí, bastantes veces, tanto en Venezuela como en el exterior.

-       Esther, en el año 1960 yo hice muchos esmaltes en el taller del viejo Ricardo Arrúe. Recuerdo que en esa época era casi una proeza vender cualquier pieza realizada en esa técnica. ¿Hoy en día ha variado esa situación?, es decir. ¿Se puede vivir de tu profesión?
-          Bueno, modestamente, como vivo yo, Napo, sin lujos, tratando de estirar la platica que nos entra cuando vendemos una o varias piezas.

-       Triste situación la de muchos buenos artistas en nuestro país, ¿no?
-          Así es…

-       ¿García Márquez tiene obras tuyas?
-          Si, tiene una obrita que le regalé en una ocasión.

-       Pues mira, si deseas ser famosa mundialmente como tu primo, ¿por qué no le pides que prologue algún catálogo tuyo?
-          Siiii, se lo voy a pedir, y él se sentirá muy feliz, pues para Gabo será un honor prologarle un catálogo a Esther Avila. ¿Qué te parece?

-       Pues me parece muy bien. Y cuando le pidas ese escrito, pídele también un autógrafo para mí…
-          Con mucho gusto, Napo, con mucho gusto.

-       ¿Cómo es el carácter de tu primo?
-         El es muy especial, con decirte que él se casó con Mercedes a la seis de la mañana en la iglesia del Socorro, en Barranquilla, ella de azul celeste y él de azul marino. Yo tengo la foto del matrimonio, y dedicada: “Para Esther, con todo nuestro cariño, en el día más asustados de nuestras vidas. Gabo y Mercedes”. El es un loco, un buen loco y muy cariñoso, aguanta mucho, sobrelleva a las personas antipáticas.

















    Además sigue siendo el mismo Gabo de siempre, la fama no lo ha envanecido, es el mismo Gabriel de cuando vivía con nosotros en Colombia. Recuerdo que allá decía los quince y los últimos días del mes consiguiente: “Me encanta cuando Horte, mi mamá, dice que no hay nada que comer, porque es cuando mejor se come en esta casa”.

-       ¿Recuerdas en particular algunos de sus gustos?
-         Las camisas a cuadros, eran su chifladura. El tenia, recuerdo, dos camisas allá en Colombia. Allá se le palomeaban la muda de ropa para que tuviera qué ponerse al día siguiente.

-       ¿Qué es eso de palomearse?
-         Es lavar la ropa que te vas a poner mañana.

-       ¿Tú le escribes de vez en cuando a tu primo?
-         Si, en una ocasión, en diciembre de 1970, le mandé una tarjeta diciéndole lo siguiente: ¿Qué frases se utilizan para escribirle a un hombre famoso y desearle unas felices fiestas de navidad en compañía de su mujer y sus hijos?. Y él me contestó esto que te voy a mostrar: “A los pobres hombres famosos no se les dice nada, simplemente se les mandan tarjetas de navidad – como tú has hecho – para que se acuerden de los tiempos felices en que no eran famosos, cuando sus amigos no eran tantos como ahora, pero en cambio eran mejores. Un inmenso abrazo para todos. GABO”.


-       ¿Qué personaje de los cuentos y novelas de García Márquez, crees tú que se parece a él?
-         A el personaje principal de El Coronel no tiene Quien le Escriba.

-       ¿Por qué?
-         Porque cuando él en París, esperaba el cheque del Espectador, con una ansiedad muy comprensible. Esa situación se me antoja parecida al personaje de esa novela.

-       ¿Y qué obra de tu primo te gusta más?
-          Un cuento donde aparece Blacamán, aquel famoso faquir que vivió en Colombia y también aquí en Venezuela.

-       Yo conocí a Blacamán cuando niño. Un hombre moreno con una enorme melena estilo afro, que se enterraba y ayunaba por muchos días, además era encantador de serpientes y adivinaba el porvenir de su extensa clientela. Blacamán era para mí un personaje extraordinario. Ese es uno de los personajes que jamás olvidaré.
    Esther, ¿es cierto que Cien Años de Soledad lo escribió García Márquez en tu casa?
-         Totalmente cierto. Y nos cabe el orgullo de haber sido las primeras personas en el mundo que conocimos su contenido, leído por boca de él, pues esa novela fue escrita en nuestra casa allá en Colombia.

-       ¿Y tú apareces en esa novela?
-         Eso te lo dejo a ti para que lo averigües.

-       Bueno, entonces volveré a leer Cien Años de Soledad para descubrir cuál de todos esos personajes eres tú.

    Otro café, otra ojeada a los esmaltes de mi amiga Esther. Y ya fuera del edificio, con la carpeta repleta de notas, dibujos, fotos, cartas de Gabo, fechas y otras menudencias, pensé, no sé porque razón, en Pietro Crespi y en Mauricio Babilonia, y una extraña y repentina tristeza, me introdujo en un pequeño bar, donde, con mucha nostalgia, brindé por todos los Crespi y Mauricio Babilonia de la Tierra.

2 comentarios:

  1. Esther Ávila, mi querida tía!!! hace poco cumplió 97 años y está tan lúcida como la recuerdo desde niño. Gracias por este artículo!

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  2. Mi querida Tia Esther Avila es unica... que honor que sea reconocida su labor... 97 y seguimos contando

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