Napoleón Pisani Pardi
Fotos: Alfredo Schael y Napoleón Pisani
Hoy es viernes 4 de mayo, son las 3 de la tarde y hace buen tiempo. Alfredo Schael y yo, estamos en el apartamento de Julio Torres y Dolores Salas de Torres, psicóloga y psicoterapeuta, e hija del pintor Tito Salas, el artista venezolano que más se ocupó de expresar en su obra la vida, como civil y militar, de Simón Bolívar. El apartamento es amplio y sumamente grato, cálido, y donde se exhiben varias obras del famoso padre de Dolores y de otros buenos creadores venezolanos y extranjeros. En un rincón del apartamento está uno de los últimos cuadros de Salas, en él aparecen sus tres hijas y su esposa en el jardín del Toboso, escena de un tiempo feliz y placentero en aquel lugar que hoy se encuentra casi en ruinas. Dolores se coloca al lado de esta obra y dice: “Cuando yo era una niña encontré varias veces al Presidente Medina Angarita acostado en una hamaca que estaba en este jardín. Él, frecuentemente, visitaba nuestra casa, y sin escolta, sólo lo acompañaba su chofer”.
- Dolores, tengo entendido que algo sumamente grave le ocurrió a la familia cuando le dieron el golpe de Estado al Gobierno democrático del Presidente Medina en el año de 1945. ¿Qué paso en aquella oportunidad?
- Yo tenía ocho años, pero recuerdo que llegaron unos hombres muy patanes haciéndole disparos a las paredes de la casa, y preguntando por las armas que tenía mi papá. Napoleón, esas armas eran las que le servían de modelo a él, para realizar sus pinturas relacionadas con la Guerra de Independencia o con la Guerra Federal…
Esos hombres, que entraron a la casa de Petare, se llevaron toda la ropa de mi papá para que él no pudiera salir a la calle y sólo le permitieron usar una de sus pijamas. En aquella ocasión ocurrieron cosas muy desagradables para la familia. Para escapar de aquella situación, mi mamá nos disfrazó de niñas pobres, y ella también se disfrazó de mujer pobre, y salimos para la casa de un familiar en Santa Lucía. Nosotras siempre preguntábamos por papá, y siempre nos decían que él estaba bien. El tiempo se encargó de enderezar aquella situación.
- “Yo casi me siento petareño – dijo él en una ocasión –, siento verdadero placer cuando los extranjeros tienen frases sinceras de admiración por las calles de Petare”. Ese amor por este pueblo lo demostró, de manera concreta, al donarle a la iglesia parroquial dos pinturas de su autoría: El Nacimiento del Niño Jesús y el Santo Cristo de la Salud, las cuales, desafortunadamente, se encuentran algo deterioradas. Cuando en el mes de abril de este año fuimos a esta iglesia en compañía de tu esposo Julio Torres y Alfredo Schael, y donde el maestro Silverio Carmona, quien, por casualidad, se encontraba en el sitio, y de manera espontánea te brindó un breve recital de violín, pudiste constatar el deterioro de esas pinturas, y, también del templo donde tú te casaste.
- En esa iglesia no sólo me casé, sino también nos bautizaron a Valentina, a Morella y a mí, también allí hicimos la primera comunión, y siempre íbamos a participar en la misa que se daba los domingos en esta iglesia donde, después de muchos años, me reencontré con ella y con las dos pinturas que recién has mencionado.
Napoleón, fue muy importante para mi esa visita al templo de Petare, y tú sabes que lloré de emoción durante el hermoso y espontáneo recital que me obsequió el maestro Carmona. Eso nunca lo olvidaré.
- Yo tampoco lo olvidaré, fue una experiencia muy gratificante. Dolores, en 1993, la quinta El Toboso fue adquirida por el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), una institución que ya no existe, desde entonces esa casa quedó prácticamente abandonada. Ahora esa edificación le pertenece al Ministerio del Poder Popular para la Cultura, y según declaraciones del Ministro Francisco Sesto, este lugar será un espacio donde se realizarán exposiciones, talleres de creatividad para niños, jóvenes y adultos, y, asimismo, se darán clases de bailes folklóricos, y muchas cosas más, pero, que yo sepa, nada de esto se ha llevado a cabo.
¿Tienes algo que decir al respecto?
- Poco antes de morir mi papá, él nos dijo que nunca vendiéramos esa propiedad. “No se les ocurra vender esta casa, dónenla al pueblo de Petare, para que aquí vengan los niños a jugar, a pintar, a sembrar más árboles, a gozar de la belleza de sus jardines donde los pájaros se acercan sin temor a ser maltratados. No vendan esta casa, donde tanta gente del pueblo vienen a visitarnos y se sienten felices”.
Napoleón, es una lástima que El Toboso esté en ese estado de deterioro. Hace ya muchos años que el crítico de arte Roberto Guevara, que era un alto funcionario del CONAC, dijo en un diario de circulación nacional, que El Toboso se convertiría en un Museo de Arte. Puras promesas. Sólo eso, promesas.
- Además de los dos cuadros que se encuentran en la iglesia parroquial de Petare, hay otra obra de Tito Salas, que está en la Escuela Francisco Pimentel, la antigua Escuela Gran Colombia, que, desde 1982, estoy señalando públicamente los daños que presenta. Esta obra se titula El Congreso de Angostura, la cual es una réplica, realizada por el mismo Tito Salas, de la pintura que el Gobierno de Venezuela le donó al Estado de Colombia en 1941.
Esta es una buena oportunidad para que tú le exijas a las autoridades competentes, que se ocupen de salvar esta obra de gran importancia para el arte nacional, la palabra de la hija del pintor Tito Salas, tiene más fuerza que la mía.
- Bueno, no sé si será así, pero está bien, le haré un llamado al Instituto de Patrimonio Cultural, para que se ocupe de intervenir esta pintura que está muy dañada. Ojalá le hagan caso a esta petición.
- Dolores, te voy a leer lo que hace años escribió Lorenzo Vargas Mendoza, quien fue un excelente cronista de Petare, acerca del cuadro El Santo Cristo de la Salud, donde tú estás retratada: “En el lugar donde está el cuadro no se necesita mucha luz para contemplarlo. Tiene su propia luz en las velas encendidas que llevan los habitantes de Petare. Tiene la sencillez de unir a un pueblo, a una iglesia, la afirmación de la fe y la sincera entrega de un artista a esa colectividad”.
Esto es un hermoso comentario que el cronista le dedicó a esta obra de carácter religioso, que Tito Salas llevó a cabo para pagarle una promesa a este Cristo milagroso que te devolvió la salud.
- Sí, como bien lo dices, éste Cristo milagroso me devolvió la salud. Yo estoy retratada en esta pintura que hizo mi papá para pagarle una promesa al Hijo de Dios. El otro cuadro, titulado El Nacimiento del Niño Jesús, también lo realizó él con la intención de pagarle una promesa al Santo Niño, por haber sanado a una de mis dos hermanas que había estado muy enferma. No recuerdo a quien de las dos.
- Tú has dicho que tu madurez te ha permitido valorar, con más intensidad, la personalidad y la generosidad de tu papá, que valorar su talento como artista. ¿Eso por qué?
- Por la razón de que papá fue excesivamente generoso, fue realmente un hombre bueno, le gustaba ayudar a todo el mundo, y sin esperar nada a cambio. Era la persona menos egoísta del mundo y la más servicial.
Nosotros tuvimos una casa en El Playón, cerca de donde vivía Reverón allá en Macuto. Papá lo admiraba mucho, y tenía conocimiento de las bribonadas que le hacían a Reverón, algunas gentes que se llevaban sus obras por un precio miserable. Mi papá decía que Reverón era el más importante pintor de Venezuela. También le gustaba la pintura de Bárbaro Rivas, quien vivía en Petare. “Me agrada los colores que emplea en su pintura. Es un buen artista”. Así lo dijo él.
- Esta ha sido una buena conversación, Dolores, estoy sumamente complacido. Muchas gracias.
- Gracias a ti, Napoleón.
Un poco más sobre Tito Salas
Dolores cuenta que, en no pocas ocasiones, a su papá le llevaban obras, supuestamente realizadas por él, para que las autenticara. Todas esas obras que les mostraban eran paisajes, que tenían el mismo estilo de los que últimamente él pintaba. Don Tito – según Dolores – nunca les preguntaba nada a esas personas sobre el origen de esas obras que les llevaban para que las autenticara, simplemente las veía y las certificaba como suyas. No había malicia en éste personaje bondadoso, tan amado, respetado y admirado por muchísimas personas.
Cuando don Tito murió, en mayo de 1974, su sepelio se llenó de pueblo, de esa gente sencilla de Petare que lo supo valorar y, con la mayor veneración, lo quiso acompañar hasta el camposanto.
A 38 años de su fallecimiento, ese amor, ese respeto, esa admiración y veneración hacia él, siguen intactos en la memoria y en el sentimiento de los venezolanos, pues, a través de sus pinturas, nos enseñó gran parte de la vida civil y militar de Simón Bolívar.
Años atrás, otros dos grandes creadores: Martín Tovar y Tovar y Arturo Michelena, también se ocuparon de expresar en sus obras, y con la misma calidad plástica, algunos momentos importantes de la trayectoria del Libertador. Fueron estos tres artistas nacionales, quienes mejor trataron el tema relacionado con nuestra máxima figura histórica.
Algo muy extraño pasó, cuando a don Tito le encargaron realizar un retrato ecuestre del general Juan Vicente Gómez (perteneciente a la colección de la señora Carmen Luisa García de Gómez), pues al momento de hacerle llegar a su residencia las botas de montar del general Gómez, al olerlas, el perro que vivía en El Toboso, se enloqueció…
Dolores me contó que su papá, cuando joven, fue muy parrandero; y, por tal razón, a veces descuidaba el trabajo de pintar las obras destinadas a ser colocadas en la Casa Natal del Libertador, y cuando eso pasaba, el historiador Vicente Lecuna, quien le dio ese encargo al pintor, lo amenazaba diciéndole: “Si no cumples con tu trabajo, olvídate de la Casa Natal de Bolívar”.
Don Augusto Padrón, quien fue una excelente persona y un meritorio cronista de Maracay, me dijo, en 1977, que cuando él era un joven, y en compañía de unos amigos, se encontraba “corriendo un trueno” en un lugar no muy santo que existía en Maracay, vio al pintor Tito Salas y al Presbítero Dr. Carlos Borges, tomando brandy en una mesa y departiendo alegremente con dos hermosas morenas…
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Foto tomada de La Revista, semanario ilustrado,
Caracas 1916. |
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La Casa Natal del Libertador, en la actualidad. |
Cuando en 1921, se abre al público, convertida en Museo, la Casa Natal de Simón Bolívar, fue el Padre Borges la persona elegida para dar el discurso en ese acto tan importante para el país. Este sacerdote fue un gran intelectual y un gran orador, y amigo de muchos artistas, poetas, escritores y músicos venezolanos. En el primer aniversario de la fundación del Círculo de Bellas Artes, el Padre Borges fue, también, el orador de orden: “Señor Ministro de Instrucción Pública: Honorables damas: Señores: “Como el mochuelo solitario en la paz de su olivo, como el cuervo nocturno en su ruinoso albergue, me hallaba en mi retiro, recontando tristezas bajo el crepúsculo de mis ojos obscurecidos y de mi alma enferma y viuda, cuando el Círculo de Bellas Artes, por órgano de la Junta que lo representa, me invito gentilmente a celebrar con mi palabra esta hermosa fiesta de su primer aniversario”. Así comenzó el largo discurso que pronunció éste cura-poeta, compañero de Tito Salas, quien también fue amigo de estos jóvenes artistas que, a comienzo del siglo XX, renovaron con sus creaciones el medio de la plástica nacional.
El tan prometido Museo-Taller Tito Salas
El día sábado 14 de diciembre de 1991, los diarios El Universal y El nacional reseñaron la visita del Dr. José Antonio Abreu, Ministro de la Cultura, a la quinta El Toboso, en compañía del Dr. Roberto Pocaterra, Ministro de Hacienda, el Dr. Roberto Guevara, Director de Museos del CONAC, y los señores Manuel Espinoza, Director del Instituto Superior de Artes Plásticas, Graciela Pantin, Directora de Proyectos del CONAC, Luis Miguel Lacorte, Director de la Galería de Arte Nacional, Francisco D’Antonio, Director del Museo Arturo Michelena y Carlos Cruz Diez, estando presentes, en esa ocasión, en El Toboso, representando a la familia del pintor, su hija Morella Salas Ramírez, y su yerno, el esposo de Dolores Salas, Julio Torres Núñez.
Luego de aquella visita, el Dr. José Antonio Abreu le anunció al país que el CONAC convertirá en Museo la casa de Tito Salas. Y en enero de 1993 se lleva a cabo la protocolización de la compra-venta de El Toboso. Valentina Salas de Herrera, Morella Salas Ramírez y Dolores Salas de Torres, firman ese documento en las oficinas del CONAC en el Teatro Teresa Carreño, con traslado del Registro correspondiente. La operación se realizó por treinta (30) millones de bolívares. Simultáneamente se firma la donación que hace la familia al CONAC del mobiliario colonial de la casa, 28 diplomas concedidos al artista durante su vida, la paleta de pintura, el caballete de madera y varias obras del pintor, entre las cuales están un autorretrato al óleo del pintor, cuando joven, un dibujo-retrato y una pintura al óleo que representa a la familia.
“La casa de Tito Salas será a partir de ahora un museo”, anunció el Dr. José Antonio Abreu en un acto celebrado en El Toboso, con la presencia de todos los directores de museos, varios artistas plásticos, poetas y miembros de la familia de Tito Salas. El pintor y humorista Pedro León Zapata pronunció un emotivo discurso exaltando la obra del célebre creador, y del paso que se estaba dando en favor de la cultura nacional.
Ya han pasado 21 años de la visita del Dr. José Antonio Abreu al Toboso, donde él, en compañía de varias personalidades del medio cultural, le anunció al país que la casa del artista sería convertida en el Museo-Taller Tito Salas… ¿Qué podemos decir?. Hoy, esa casa, que es Patrimonio de la Nación, está en franco deterioro y está expuesta a toda clase de riesgos. Ya muchos llamados se le han hecho a las instituciones culturales del Estado, para que restauren esa histórica edificación, y crear allí el museo que hace 21 años el CONAC le prometió dar a los habitantes de Petare. No hay más nada que decir...