Napoleón Pisani Pardí
En un artículo publicado en El Nacional el 20 de agosto de 1974, el crítico Roberto Guevara dijo, entre otras cosas, lo siguiente acerca del Museo Emilio Boggio, situado en un espacio del segundo piso del Concejo Municipal de Caracas:
“En el Museo Boggio, la gente se encuentra con un artista refinado y sutil, que trazó con admirables poderes creadores la esencia de un tiempo y la visión de las cosas que contempló y que amó. y allí, en esas pequeñas salas bien dispuestas, está el espíritu de Boggio. Un ámbito a la vez gratamente cálido y definitivamente respetuoso. Una atmósfera propicia para la contemplación de estas pinturas memoriosas y densas, líneas de una breve nostalgia donde se mueven como rumores las insinuaciones del color y de las formas. Es Boggio y es una época. Una manera de entender el mundo que propician los artistas que cambiaron el camino de la pintura, orientando hacia las posibilidades de dar, no una visión fija de la realidad, sino un conjunto dinámico de sugerencias, de vibraciones, que configuran la semblanza inestable de lo real.
El Museo Boggio es un grato ejemplo. Algo que convendría analizar para trasladar a la escala que exige la necesidad de dar cultura para las mayorías. Una obra admirable, frente al desierto espiritual de una ciudad ruidosa, precipitada, anárquica, a la cual poco hemos dado y, por lo tanto ya con muy poco espera”.
Este museo, que era visitado por un público netamente popular, desde hace once años está cerrado a éste público y sólo puede ser visitado por algunas “personalidades”. Esta discriminación antidemocrática y, sin duda, sumamente desagradable, contradice los postulado por las ideas socialistas, las cuales, y por más de cincuenta años, mantengo intactas y utilizó como un modo de vida, y es por esta razón que rechazo esa actitud antipopular, despectiva e irracional, por parte de quienes dirigen el Museo de Caracas, que pone en evidencia las características ambiguas de un pensamiento ideológico que, sin lugar a equivocaciones, le niega al hombre del común el acceso a una sala de exposición permanente de las obras de un gran artista venezolano debidamente valorado a nivel internacional, y que es necesario dar a conocer a una enorme mayoría de los habitantes del país, con la finalidad de incentivar su sensibilidad artística y enriquecer, además, su conocimiento acerca de los valores de la plástica nacional.
“Caracas es una ciudad desconocida por sus habitantes”. Con ésta frase comenzó su artículo Roberto Guevara, publicado en El Nacional. Situaciones parecidas a lo que ocurre actualmente con el Museo Boggio, donde se le niega el acceso al público visitante, se repite en el Palacio Federal, ya que es casi imposible poder entrar al Salón Elíptico, donde se encuentra la obra monumental más importante del país:
La tarea de éstas instituciones es la de atraer cada día más visitantes, creando horarios más prolongados de apertura al público visitante, y el crear programas especiales de extensión, para captar, de esta manera, la mayor cantidad de personas pertenecientes a todos los sectores de la población.
Hay mucho material escrito acerca de los museos y su función educativa que las personas encargadas de dirigir estas instituciones, y todo su personal, deberían estudiar para que entonces puedan cumplir con la positiva y necesaria labor de ser un complemento importantísimo de la educación formal .
Salón Elíptico del Palacio Federal. Caracas Material gráfico: sandrooramas.blogspot.com lasartesenelrepublicano.blogspot.com |